Buscar una foto famosa de Córdoba es buscar la mezquita con el Guadalquivir y el Puente Romano de fondo.
Muchos visitantes conocen la mezquita como algo especial y el Guadalquivir como el único río navegable de España, pero el puente, dada su función de infraestructura que conecta ambas orillas del río, es posible que pase desapercibido no precisamente por su tamaño y fuerza, sino por la sobriedad de su diseño.
Según las fuentes, su construcción original data del siglo I a.C, siglo en que se funda la famosa Corduba (actual Córdoba) por el general Claudio Marcelo, aunque la construcción del puente en concreto suele ubicarse en tiempos del emperador Augusto (finales del siglo I a.C.).
Esto deja al puente como un elemento que ha sobrevivido a todas las etapas de Córdoba, pero que no por ello está tal cual lo dejaron los romanos.
La historia del Puente Romano de Córdoba
Construido con piedra caliza de la sierra provincial, lo formaban dieciséis arcos romanos de los cuales se conservan quince. Cuatro de ellos apuntalados (acabados en punta) y el resto de medio punto (circulares).
Esto es remarcable porque implica que conviven dos tipos de diseño dentro del mismo monumento. Un diseño que se respetó en su mayoría durante las reformas del califato musulmán, la que vino tras la reconquista cristiana del siglo XIII y otra durante el siglo XX.
Un detalle del siglo XVII, ya en tiempos cristianos, es la realista estatua dedicada al triunfo de San Rafael, arcángel de la ciudad, que se erige en el antepecho del puente. Es obra del escultor y pintor Bernabé Gómez del Rio y se incorporó al conjunto en 1651 con la finalidad de bendecir el lugar y a los visitantes que accedían por la Puerta del Puente, construida en estilo renacentista durante el siglo XVI y situada en el lugar donde deberían haber estado las puertas romanas originales.
Una maravilla (cordobesa) poco conocida
Pasear por este lugar que ha visto nacer y caer imperios no es cosa menor. Por allí pasaron los musulmanes y por allí entró el rey Fernando III de Castilla cuando conquistó la ciudad, tomando así un importante enclave histórico para sus rivales.
Es un lugar que ha conocido religiones, lenguajes, la paz, la guerra, ha resistido los peores sucesos de la historia y los cordobeses han querido mantenerlo y darle el lugar que merece dentro de su patrimonio cultural.
Muchos describen sus atardeceres como un momento especialmente bello que no deberían perderse los visitantes en ninguna época del año. No en vano la red está llena de imágenes y láminas dibujadas que lo representan. El puro placer de atravesarlo ya es una actividad en sí misma por la cual, además, no hay que pagar nada.
Como pueden comprobar, esta infraestructura por la que hoy seguimos circulando es una de las joyas más antiguas de la ciudad y un sitio al que, en verdad, los visitantes harían bien en prestar atención, pues no solo es parte de la Córdoba actual, sino también de la antigua Corduba latina. Esa que fundaron los romanos, conquistaron los musulmanes y reconquistaron los cristianos.
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